se le atribuía la facultad de curar y hacer hablar a los niños. Tenía su propio oráculo o templo, dentro del oráculo, se encontraba su imagen y junto a
ella multitud de tinajas. Estas tinajas permanecían tapadas
conteniendo el agua negra (tlilatl) y solo eran abiertas cuando era necesario para la curación. Cuando los niños estaban
enfermos los llevaban al templo, donde se les hacia danzar y tomar tlilatl, con la que sanaban. Ixtlilton portaba el tlachialoni, objeto que utilizaba para ver el interior de las almas y el tonaliochimalli (escudo con cuatro círculos que representa el calor solar). Los familiares de aquellos niños que se beneficiaban del tratamiento ofrecían una fiesta a la deidad, en el que se hacían bailes ceremoniales y oblaciones ante él. Se creía que entonces el Dios Ixtlilton bajaba para abrir las jarras de licor de pulque, que se habían preparado para dichos festejos.