AKUANDUBA AKUANDUBA AKUANDUBA
Divinidad de los indios Araras, de la cuenca del Xingu que representa la armonía divina para ese pueblo y es responsable de mantener el orden en el mundo a través del toque de su flauta. Según la leyenda, a causa de la desobediencia de los humanos Akuanduba resolvió lanzarlos a las aguas y los que resistieron tuvieron que empezar de la nada para dar continuidad a la vida. En un principio había solamente el cielo y el agua que lo circundaba, existía solamente una pequeña cáscara que separaba el cielo del agua y servía de suelo. Los seres humanos,
entonces estrellas, presididos por Akuanduba, allí vivían sólo haciendo cosas simples y buenas. Siempre que había excesos, Akuanduba tocando su flauta, los traía de vuelta el orden. Un día hubo una gran pelea y por más que Akuanduba tocara su flauta, no conseguía apaciguar a aquellos que insistentemente seguían peleando. Tan grande fue
entonces estrellas, presididos por Akuanduba, allí vivían sólo haciendo cosas simples y buenas. Siempre que había excesos, Akuanduba tocando su flauta, los traía de vuelta el orden. Un día hubo una gran pelea y por más que Akuanduba tocara su flauta, no conseguía apaciguar a aquellos que insistentemente seguían peleando. Tan grande fue
la disputa que la cáscara del cielo se rompió y todos fueron arrojados al agua. Unos pocos sobrevivieron. La propia Luna, que había caído, fue llevada de vuelta por una curica. Aún hoy los indios araras todavía silban a esas aves cuando pasan a bandadas. Los seres maléficos que existían en las aguas antes de la catástrofe se transfiguraron en los indios hostiles a los araras. Otros seres aparecieron, que penetran el cuerpo humano para comer o quemarle las entrañas. La propia
divinidad se transformó en la temible onza negra (pantera).
El perezoso disminuiría la desgracia de los humanos enseñándoles la primera fiesta, destinada a traerles nuevos hijos, a hacer flautas, a cantar, a tejer fibras de algodón y de pajas, y pobló la mata con animales comestibles. De la nutria los Araras robarían el fuego.